Como continuación del anterior artículo y, aunque sé que algunos me habrán hecho caso y se habrán planificado, la mayoría ahora siguen “abrumados”. Unos, porque han vuelto de vacaciones y tienen una torre de papeles, informes, cartas, por no hablar del correo electrónico. Otros, porque a la vuelta se han dado cuenta que no les vale el uniforme de los niños del colegio, tienen que recoger los libros y el frigorífico está que si lo abres lloras.
A todos vosotros os dedico estas líneas. En momentos de debilidad, hay que poner buena cara. No es difícil sacar unos minutos, a solas, recordar las vacaciones y los buenos momentos que hemos pasado. Darse un respiro. Es fundamental. Sobre todo ahora.
Sé que convenceros y persuadiros de que lo hagáis es tarea ardua, pero no imposible. Se trata de intentar aumentar tu productividad cada día hasta estar al 100%. El libro de Stephen Covey, “Los siete hábitos de la gente altamente efectiva”, todo un bestseller, clasifica las actividades en urgente e importante, no urgente e importante, urgente y no importante y no urgente ni importante.
Traza una cuadro con todo aquello que te abruma y clasifícalo, verás que no todo es para ayer, ni mucho menos. Está en la lista y sí, hay que hacerlo, pero no tiene que ser necesariamente ahora. Piénsalo: ¿realmente es necesario que esté todo inmaculado en casa? ¿Qué tengas que habértelo leído absolutamente todo, la primera semana? Quizá sería más importante que acabes ese informe que dejaste pendiente antes de irte de vacaciones y del que ahora dispones para terminarlo por fin. Prioriza. Esa es la base de una buena gestión del tiempo. Saber escoger las verdaderas prioridades y planificarse.
Todos tus amigos te acribillan con whatsapp, ¡a ver cuándo quedamos! Pues a lo mejor no puedes ésta. Tendrá que ser la que viene porque a tu hijo le quedan los pantalones del uniforme tamaño pirata.
Igual que eres capaz de sacar tiempo cuando hay un partido de futbol que te mueres por ver con tus amigos en invierno, que sacas tiempo para irte a la peluquería y que te dejen divina de la muerte porque tienes una cena de amigas, ahora también puedes sacar un rato. Relájate, sonríe, pero físicamente también, cuando estés solo, planificándote, es bueno para la salud.
Sé que estaréis pensando que es fácil decirlo, pero creedme que se puede, no se va tu vida en ello. ¿Por qué? Porque en realidad todos estamos igual, en una sociedad donde nosotros mismos a veces nos auto exprimimos, además de que nos expriman.
Dedícate tiempo, un rato al día, unos minutos, sin móvil, sin tele, sin ipad ni ordenador, sin los críos, como dicen en mi tierra saltando en el sofá. Respira profundo y sonríe. Todo lo demás viene después.
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