«El secreto de la felicidad es la libertad y el secreto de la libertad es el coraje» (Carrie Jones) porque «Nada es más difícil, y por lo tanto más querido, que ser capaz de decidir» (Napoleón Bonaparte).
Pensar en la libertad, hablar de ella como algo que nos pertenece, es satisfactorio. Hace crecer en nosotros un bienestar psicológico de felicidad. Como bien relata Cervantes «La libertad es uno de los más preciados dones que a los hombres dieran los cielos”
Pero ¿Qué es realmente la libertad? ¿Qué significado le damos? ¿En qué consiste la libertad individual? ¿Un poder? ¿Una capacidad? ¿El deseo de hacer lo que uno quiera sin normas de conducta? o como dice Platón “Libertad es obediencia a las reglas autoformuladas”
Si la libertad es un deseo, un don bien preciado, y la voluntad lo que pone en acción nuestro deseo, es entonces la voluntad caprichosa ¿Una voluntad libre? ¿Cuál es el precio de alcanzar nuestro deseo? ¿Es la responsabilidad el precio de la libertad? como afirma Elbert Hubbard, filosofo estadounidense, en esta frase.
Con estas preguntas, encima de la mesa, comenzó la tertulia en el espacio de gestión emocional del Magazine de la tarde en Radio Internacional, Gente Ni Hao, que dirige la periodista Roció Hidalgo. Como invitada, Esther Garcia Martín ,psicóloga junto a la Dra. Elsa Martí, médico de familia y psicoterapeuta, directora de la Escuela de Liderazgo Emocional, ele, colaboradora en dicho espacio.
La libertad es un derecho y un valor del ser humano. Un derecho que reclama independencia y autonomía. Un valor que asigna licencia para actuar o no actuar según criterio y voluntad. Y también un estado, una condición, donde la persona se siente libre de coacción y/o sometimiento por parte del otro.
La libertad es un tesoro que empodera al ser humano, le da poder e influencia sobre sí mismo, al que hay que cuidar como resalta Benjamín Franklin en esta reflexión «El amor a la libertad hace al ser humano indomable y a las naciones invencibles”
La libertad, no se trata de algo que se deba buscar, es un don natural, un regalo que las personas reciben y adquieren desde el mismo momento en que nacen.
Libertad no entiende ni de edad ni de condición social. Ser libres conlleva adquirir la capacidad de ser el dueño de uno mismo. Montaigne hace referencia de ello «La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo”.
Libertad es capacidad de elegir y está solo se ejerce cuando uno toma decisiones, expresa su opinión o realiza sus aspiraciones y deseos.
Pero la libertad, no solo es un derecho y un valor fundamental del ser humano, también es un deseo. Ser libre, a la hora de hacer lo que uno quiere, forma parte de nuestro ser así como también la preocupación de no conseguir satisfacer este deseo.
En gran parte de nuestras experiencias vitales, la libertad se ve condicionada por factores externos e internos. Cuando se habla de condicionantes, hacemos referencia al entorno y capacidades de la persona pues son factores que limitan satisfacer en muchas ocasiones nuestro deseo de libertad
Una persona deseosa de libertad es consciente de qué cumplir su deseo lleva implícito acatar unas normas y principios necesarios para la convivencia entre seres humanos. Es conocedora de lo importante que es proteger la libertad y dignidad de quienes le rodean pero también sabe y conoce cómo oponerse a las decisiones de los demás cuando éstas invaden aspectos de su vida que no les corresponden.
Pero ¿Qué características reúne el perfil de la persona con buen uso de la libertad?
Sin duda, la característica que más destaca en su perfil, es la capacidad de reflexión. Reflexionan y deciden bajo la lógica del pensamiento, sin dejar de hablar de lo que sienten y desean realizar, y por supuesto sin temor a expresarlo.
Son personas que hablan y buscan sus razonamientos a través de la verdad, solicitan su ayuda para que les indique que es conveniente hacer ante cada situación para así evitar las malas consecuencias de su forma de hacer.
La libertad para ellos no es una meta, es la búsqueda de un camino. Una ruta que asigna la singularidad y exclusividad a la persona y que tan fiel refleja en sus palabras Charles Evans Hughes “Cuando perdemos el derecho a ser diferentes, perdemos el privilegio de ser libres»
Conquistar la libertad supone quitarse las ataduras que nos ponen los demás, pero ¡ojo! sin olvidar las consecuencias de nuestros actos.
Al igual que la naturaleza tiene leyes naturales que rigen su destino, el hombre también posee una naturaleza con valores y principios universales que hay que respetar pues son garantía de su libertad. Ejercitar su uso implica el medio de conseguir un fin, alcanzar unliderazgo personal sólido y efectivo, que bajo ningún concepto se puedadañar bajo la manipulación y antojo.
Es necesario que la libertad disponga de un referente por el que guiarse como son los principios .Tenemos que ser consciente de que la libertad solo crece ante un bien que es justo para todos y no sólo en el de nuestro propio beneficio. Hacer uso de su nombre implica ejercitar un derecho, capacidad de elegir, pero no ampara el derecho a decidir y hacer cualquier cosa.
La libertad del hombre es condicionada, no es una libertad individual sino que es una libertad compartida. Coexiste y se ejerce acompañado de otras libertades que representan la voz de otras personas, de aquellos que conviven con él y que merecen por supuesto el respeto de nuestra solidaridad a su causa de ser libres.
El hombre quiere ser libre pero también es inteligente a la hora de reconocer su dependencia a los otros como ser social y la necesidad que tiene de ellos. Aceptar la libertad compartida supone decir » no» a desarrollar una libertad individual en situaciones que por imposición puedan tiranizar la libertad de otros así como hacer uso de nuestra responsabilidad moral, escuchar esa vocecita que existe en todos nosotros llamado conciencia.
Cómo dice Nelson Mandela “La libertad no sólo es deshacerse de las cadenas de uno, sino vivir de una forma que respete y mejore la libertad de los demás»
Y si la libertad compartida es importante ¿Cómo es la libertad individual y que grado de importancia tiene en nuestra forma de actuar?
En el ámbito de la filosofía, hablar de libertad hace referencia a la libertad de elección, porque es la esencial entre todas las demás. Sin embargo, en otros ámbitos y en la vida cotidiana, cuando se habla de libertad, se hace referencia a la libertad de ejercicio.
Nosotros vamos hablar de dos libertades que forman parte del ser humano y que están presentes en su forma de pensar, sentir y actuar.Dos libertades que se condicionan recíprocamente y donde la una no puede existir sin la otra.
La libertad interna, esencial en el individuo, llamada la libertad del “querer” unida a “la libertad de la voluntad”, que permite manejar el propio deseo sin restricciones interiores. Refleja la autonomía del deseo a la hora de hacer. Donde el acto de elegir es libre, no está predeterminado sino que al contrario es la voluntad del individuo quien determina a si misma para ejecutar o no las decisiones adoptadas.
La libertad externa o la libertad de acción/ ejercicio, un poder actuar carente de coacción externa. Hace referencia a que nada ni nadie nos impida hacer aquello que deseamos hacer dentro de lo que permitan las normas y costumbres sociales. No hay que olvidar que el ser humano no nace libre sino que se hace libre, aprende a ser libres gracias a la sociedad que le recibe al momento de nacer y es allí y solo allí donde ésta puede progresar y desarrollarse. La sociedad es lo que permite conquistar la individualidad y libertad al ser humano. Si no existe o se produce fracaso de la libertad social, los individuos no son libres de forma interior, no son independientes y autónomos.
Para concluir una reflexión que todos debemos recordar y es que la libertad humana no es absoluta, siempre existen obstáculos que la disminuyen y nulifican. Entre ellos cabe distinguir la ignorancia o ausencia de conocimientos a la hora de tomar decisiones; la violencia de querer imponer nuestra voluntad a toda costa; la perturbación que generan en nosotros el sentir de las emociones y pasiones como el miedo, la ira, el enojo o el coraje, emociones que limitan nuestracapacidad de elegir de forma libre.
Es nuestro deber, frente al derecho de poseer libertad, luchar contra viento y mareo con la responsabilidad que ello supone, que no es otra que gestionar nuestras emociones en pro de una libertad que beneficie y no perjudique.
Para escuchar la tertulia, pincha el enlace
En la foto inferior , de izquierda a derecha, Rocio Hidalgo , Esther García Martínez y Elsa Martí
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