¿Por qué es importante gestionar las emociones?

El pasaporte a la felicidad y bienestar de uno mismo necesita un conocimiento de ti mismo y del aprendizaje de herramientas para saber encauzar tus emociones por el camino que te lleve a tener éxito en la vida.

 

El bienestar personal es lo que da la felicidad y es la persona la que tiene  capacidad de elegir la felicidad en vez de la infelicidad. Las personas inteligentes, con independencia de un alto coeficiente intelectual, son las que  orientan su inteligencia a resolver los problemas de su vida y enfrentarse a ellos,  reconocen las dificultades como parte de la condición humana y que no miden la felicidad por la ausencia de ellos, sino por ser felices a pesar de ellos.


En el interior de cada uno existe una mente racional gobernada por nuestra cabeza y una mente emocional gobernada por nuestro corazón.

Existe la certeza de que tanto la respuesta emocional como racional influye en las conductas de las personas en conseguir los éxitos o afianzar los fracasos.

 

Existen dos mentes que para subsistir en el bienestar necesitan un equilibrio, de una balanza entre la lógica del pensamiento y sus emociones

 

                                                   Uno piensa según siente y siente según piensa

 

No sólo somos pensamientos sino un volcán de emociones. Para conseguir este equilibrio es necesario gestionar nuestras emociones a favor de nuestra cuenta personal de resultados.

 

Siempre pensamos que nuestra infelicidad está en las cosas o en la gente que nos rodea pero esto no es correcto, ya que somos nosotros mismos con nuestros pensamientos con respecto a la gente y al entorno los que nos hacemos infelices. Eres tú el responsable de lo que sientes, de tus emociones y  de tus estados anímicos.

 

Todos tenemos una mente racional lógica, que piensa, que reflexiona, que se detiene a cuestionar nuestras conductas, en definitiva más analítica pero también tenemos una mente emocional, que siente y que se embriaga de las circunstancias, que se introduce velozmente en nuestro interior sin casi tiempo de reaccionar, que no se detiene a pensar lo que está haciendo.

 

Ante una situación o circunstancia de la vida, todos reaccionamos, nos movilizamos. Nuestro primer impulso proviene del corazón y no de la cabeza, y el segundo proviene del pensamiento.

 

Existen emociones súbitas que se presentan en situaciones de miedo o peligro difícil de control y existen emociones más lentas dónde el pensamiento precede a la emoción, donde no se puede elegir pero si controlar su curso.

 

La mente emocional se guía por una lógica de asociación a situaciones vividas en el pasado cargadas de significado para la persona, de vivencias acontecidas. Para ello es importante aprender a percibir, a enseñar que las cosas son lo que son y parecen ser y desvincular de recuerdos de situaciones vividas que no son en el momento actual.

 

La mente emocional esta siempre en poder de la verdad, se cree todo lo que siente, la mente racional analiza sus resultados en base a razonamientos.

 

 ¿Que hacer para controlar las emociones?

 

Lo primero es aprender a conocer o detectar las emociones, no se puede controlar algo que no se conoce. Darse cuenta de los propios sentimientos en el mismo momento en que estos  tienen lugar. Tener un autoconocimiento de uno mismo o lo que llamamos Inteligencia Intrapsiquica.

 

¿Cómo? Estando atento a nuestro mundo interior, a los pensamientos que rigen nuestras emociones y a las emociones que contagian a los pensamientos.

 

Aquí está la primera habilidad  de enseñar de la Escuela, la toma de conciencia de emociones por uno mismo con el objetivo del autocontrol emocional, segunda habilidad.

 

El detectar lo que uno siente, nos lleva a reflexionar lo que uno piensa y nos ayuda a elegir entre los estados anímicos positivos y desembarazarnos de los negativos.


                                                       “Tu controlas, lo que tú conoces”

 

La vida emocional será más rica para aquel que más saber percibir, sin pecar de exceso de sensibilidad emocional o defecto, incapacidad para expresar emociones.

 

El autocontrol es el dominio de uno mismo junto a la capacidad de afrontar situaciones emocionales complicadas y es lo que nos libera de ello.

 

Hay emociones intensas o que se prolongan más de lo necesario y que alteran nuestra estabilidad. Hay emociones positivas y negativas que están ahí, no se trata de evitar sentimientos negativos sino de que no pasen inadvertidos y por ello terminen desplazando a los positivos.

 

Es necesario un equilibrio de las dos mentes, la emoción dificulta muchas veces la concentración en todo aquello que requiere nuestra atención tanto en el mundo familiar como socio laboral.

 

Tu autocontrol empieza por saber controlar el impulso de reacción que lleva innato toda emoción,  por el control de conductas que te produzcan bienestar. Evitar las pasiones que destruyen el equilibrio, esto pasa por control de los impulsos y la capacidad de aplazar la recompensa inmediata.

 

No hay control sin optimismo y esperanza, sin la creencia de que tú puedes y sin mantener la confianza en ti mismo con la expectativa de que  las cosas saldrán o serán como uno quiere que sean o salgan. Esto es lo que se llama autoeficacia, la creencia de que uno tiene el control de los acontecimientos de su vida.

 

Las personas se enfrentan a momentos difíciles y a tareas importantes donde la inteligencia emocional se impone más que la inteligencia racional. Esta última hace referencia a la memoria y a la capacidad de resolución de problemas, la inteligencia emocional es la habilidad para comprender y motivar a las personas de nuestro ámbito familiar, social y laboral.

 

La emoción trabaja muchas veces con la mente racional, capacitando o incapacitando al pensamiento pero si la emoción desborda al pensamiento el cerebro emocional asume el control de la situación, por eso no hay nada como un equilibrio de las dos inteligencias.

 

Hay emociones básicas como la alegría, la tristeza, el miedo, el enojo o el afecto, detrás de ellas pensamientos de estar en peligro, del perder el afecto de las personas o de pánico por situaciones que nos dan miedo y que no controlamos.

 

Los que piensan con el corazón utilizan el lenguaje de la emoción, pero hay que saber pensar con la lógica de la razón y el enfriamiento de la situación que ha dado pie a la emoción.

 

Las emociones de miedo o de enojo son normales y naturales, quién no las tiene si peligra su bienestar, la emoción de afecto y sentirse importantes todos la experimentamos, todos queremos que nos quieran y todos deseamos el reconocimiento de los demás. La tristeza y la alegría son emociones que nos acompañan a temporadas, quién no las padece…

 

Para vencer nuestras carencias y debilidades, debemos aprender a ser positivos, a poner límites y desembarazarnos de aquello que nos perjudique, a pensar hacia delante y no en el pasado, a saber buscar lo que nos hace feliz con unas metas ajustadas a nuestras capacidades y sobre todo a aprender y a valorar la independencia de uno mismo y el respeto a los demás como medio de trabajo en equipo donde el éxito no sea individual sino compartido.

 

Se trata de enseñar y llegar a ser competentes en nuestra vida, a gobernar nuestros sentimientos y saber interpretar y relacionar los sentimientos de los demás.

 

Dentro de nuestras competencias es importante fomentar una habilidad, la Empatía, la capacidad de reconocer y comprender las emociones ajenas a nivel personal, a nivel social y laboral.

  


                                                                Dra.Elsa Martí Barceló

                                                                Médico de familia. Psicoterapeuta